miércoles, 2 de septiembre de 2009

Golosos en la cama : para comerte mejor


“La mayoría de las mujeres creen que su pareja es el mayor amante del mundo, solo que aún no lo han pescado siéndolo.”

Andá a lavar los platos
La mujer de este siglo, sólo se tiene tiempo para hacer una cosa a la vez. : trabajar o estudiar. Pero como la mayoría hacen ambas cosas, apenas tienen algunos minutos libres en el día como para tumbarse agotada frente al televisor a ver bodrios cuando llega a su casa. De comer, ni hablar. A veces el cansancio acaba hasta con el hambre. Y si no nos dan las fuerzas para comer, menos aún las tenemos para cocinar.
¿Hacer el amor? Pasadas las vacaciones, es una utopía tan distante como la de que George Clooney nos golpee la puerta de casa con un ramo de rosas en la mano. Cuando no hay energías para nada, las pocas que quedan hay que saber distribuirlas y focalizarlas. Cuando tenemos un rato libre un viernes a la noche…¿Nos ponemos a cocinar calamares rellenos con dos salsas distintas en vez de acurrucarnos en la cama con nuestro maridito? No, porque para cuando terminamos de picar cebolla, rallar queso, freír verdura, batir huevos, revolver ollas, poner la mesa, servir a todos, lavar platos y utensilios y guardar todo nuevamente en su lugar, de lo único que nos quedan ganas es de roncar a pata suelta. Y eso, suponiendo que los calamares no se hayan enroscado en nuestro hígado.
Con esto queda demostrado que la comida es la primer enemiga del sexo. En los escasos minutos libres semanales que tiene una pareja que trabaja, sólo se puede hacer una de las dos cosas: la comida o el amor.
No hay tiempo material para ambas, considerando que hacer el amor como la gente es una tarea laboriosa que lleva casi tanto tiempo como rellenar calamares.



¿Besitos o escalopes?

Comer afuera tampoco logra que la alimentación no anule la intimidad.
Sean matrimonios, parejas de solteros, amantes,
o novios formales, para todos vale lo mismo: o hacen el amor , o van a comer afuera. Las dos cosas no se pueden hacer, porque seguramente una de las dos saldrá mal
Veamos por qué; si deciden cenar primero, entre que eligen restaurante, mesa y menú, esperan que los sirvan, comen, esperan que el mozo los atienda, piden e! postre, esperan otra vez, piden el café, esperan nuevamente, piden la cuenta, pagan, esperan el vuelto …se les va el único tiempo libre que tenían para hacer el amor .
Se les fue la noche, y encima están pesados, cansados, embotados por el vino, y con ganas de ir a la cama…para dormir como troncos. Comer o no comer, esa es la cuestión. ¿Qué hacer entonces? Simplemente, cuando se ama no se come, y viceversa.
Dicen los expertos en finanzas que a los almuerzos de negocios hay que ir ligeros de estómago, con el mayor hambre posible, pedir platos pesados y mucho vino para la persona con la que tenemos que cerrar trato, e incitarlo a comer mucho mientras nosotros nos limitamos a mordisquear lechuga . Para cuando llegue la hora del café y de firmar papeles, el otro estará abotagado y con ganas de dormir la siesta. Habrá perdido su impulso asesino, y firmará todo alegremente, sin leer la letra chica del contrato. Pero como uno sigue con hambre y con la adrenalina a tope para obtener algo que se la quite, estará más alerta y ambicioso, y cerrará el negocio para su propia conveniencia. O sea que el hambriento se porta como un lobo y el satisfecho, como una oveja. Y gana el hambriento.
Con el hambre sexual sucede lo mismo. De hecho, a veces el sexo suplanta al guiso, cuando este escasea. Uno está más dispuesto a cazar a su presa sexual, seducirla y conquistarla cuando tiene hambre que cuando está satisfecho. Intentá hacer el amor con un hombre que comió demasiado: será casi imposible, porque preferirá dormir. ( Bueno en honor a la verdad , el que comió poco también) De hecho, el exceso de alcohol en las comidas disminuye la posibilidad de las erecciones y aleja la posibilidad del orgasmo, hasta llevarlo al terreno de lo imposible.
En esto hay que tomar una decisión: o comemos, olvidando todo nuestro deseo sexual y poniendo toda nuestra libido en un lomo a la Eduardo VI con papas noisette, o hacemos el amor con la panza vacía, poniendo la libido en el lomo de nuestro acompañante. De todos modos, ésa también es una manera de saciar las ganas de carne.
Pero lo que definitivamente no se puede hacer, es ser un ama de casa de las que esperan al maridito con la comida hecha y caliente, y a la vez una de las que lo esperan desnudas y calientes en la cama deshecha. Hay que elegir: o pasar un poco de hambre y que el perfume de ella y el olor de la piel de él los una en un largo beso, o acostarse con la panza llena y que el olor a frito y el aliento a cebolla de ambos tos aleje a los extremos opuestos de la cama.


Para chuparse los dedos


Ante la posibilidad de que la mayoría de los lectores prefieran los placeres de la cama a los placeres de la mesa -cosa que creo posible, ya que un amigo me confesó que lo mejor de la vida es el orgasmo, seguido en segundo puesto por el chocolate belga o el dulce de leche argentino comido a cucharadas-, puedo sugerir un par de soluciones como para reponer energías y hacer el amor a la vez, sin bajar veinte kilos en un mes ni sobresaltarse ante los rugidos estentóreos del estómago vacío del compañero en la quietud de la noche.
Lo ideal es comer algo que no interrumpa el clima de romanticismo.
Para ello, hay que tener bien a mano bocados ricos en calorías -para recuperar la energía perdida- que se puedan comer fácilmente (NO a la comida china con palitos, ni a los mejillones con cáscara), y que no impliquen tener que lavar pilas de ollas, platos y sartenes grasientos apenas se sale del éxtasis.
Tiene que ser algo que se sirva y coma rápido para no arruinar el ambiente de seducción pelando, picando y friendo cosas en la cocina, donde los perfumes distan mucho de ser de Paco Rabanne y son más de rábano, a secas. Además, dentro de la cocina, uno se arriesga a que las frases más sexy que se puedan intercambiar sean “ ¿Dónde metiste el pelapapas?” , "Esta cebolla está podrida” o "¡Caray, me corté un dedo!", cosa que no ayuda a aumentar el clima erótico.
Los platos sensuales deben ser algo pasible de degustar en la cama, con los cuerpos ensamblados, chupándose los dedos entre las sábanas . No deben ser platos enchastrosos que nos obliguen a salir de la cama corriendo a lavarse las manos. Ya se sabe lo peligrosas que son estas salidas abruptas del lecho de amor, que jamás garantizan el regreso del compañero, dado que éste puede aprovechar la retirada para hacer una llamada telefónica o mirar cómo va el partido por televisión. Estas escapadas sí son la muerte segura del momento romántico, ya que dan por terminado el encuentro carnal y ocasionan no poco resentimiento en quien se quedó esperando en la cama con el bocado en la mano.
Otro detalle que hay que tener en cuenta a la hora de comer en el lecho, es que el alimento elegido no produzca un aliento muy fuerte, cosa que también da por tierra con los espíritus más fervorosos.
, Igualmente hay que recordar que no es en absoluto conveniente optar por sustancias alimenticias que dejen migas desparramadas por la cama, que molestan, pinchan y no dejan pensar en otra cosa que no sea “Esperá que la sacudo” , "Me pincha algo en la espalda" o "¿Por qué cuernos se te ocurrió comer papas fritas?" .
Las comidas sexy no deben servirse calientes, porque si se queman !a lengua los amantes perderán sensibilidad en ella por el resto del tiempo compartido. O lo que es peor, se quejarán toda la noche…y ya sabemos que la queja es el mayor enemigo del erotismo.
En lo posible, el alimento debe estar previamente cortado, cosa de no tener que portar filosas armas blancas en la cama frente a la vulnerable desnudez de nuestro compañero, cosa que le llenaría de zozobra. La zozobra también atenta contra la intimidad.
Tampoco deben consumirse alimentos de los que dejan antiestéticas hilachitas y restos visibles en los intersticios dentales, por lo que quedan descartados el pollo, la carne asada, los choclos, la lechuga, las espinacas, la rúcula y las acelgas.¿ Qué fantasía sexual resiste la visión de una lechuguita entre los dientes de nuestro amante?
Como vemos, el pobre erotismo tiene más enemigos que aliados.
Veamos si le encontramos algún amigo para que no muerta en el primer intento de alimentarse de a dos.


Miguitas en la cama
Hagamos un poco de historia: ¿cuál fue el período más sexy de la historia de la humanidad? Sin duda, fue la época del Imperio Romano. Este etapa es famosa hasta hoy por su decadencia, sus perversiones, sus emperadores degenerados (Calígula y toda la cría), sus casas de masaje clamadas eufemísticamente "Termas de Caracalla" y sus pinturas eróticas en la Villa de los Misterios de Herculano, cerca de Pompeya.
¿Y qué comía esta gente de tanta experiencia sexual? ¿Cómo que no sabes? ¿No has visto los clásicos del cine romanos "Quo Vadis" o "El manto sagrado", o "Cleopatra", con Elizabeth Taylor? Como muchos mosaicos de la época lo atestiguan,los romanos se convidaban uvas mutuamente, apuntando el racimo a la boquita entreabierta del amante hambriento. Hay excitación, lujuria y voluptuosidad en torno al hecho de una boca entreabierta esperando una jugosa uva, que ya fue explotado en la película "Nueve Semanas y Media" con un éxito de taquilla que indica que los romanos no estaban para nada equivocados. Los romanos comían acostados, apoyados sobre un codo y rodeados de almohadones. NO lo hacían así porque fuera más cómodo que sentarse a una mesa, sino porque es tan difícil comer así , que obligaban a su sequito de esclavos a zumbarles alrededor llenándoles las copas, cortando bocados y dándoselos casi en la boca. Era una manera detentar el poder y obligar al siervo a ser servil. En el sexo también hay mucho poder y servilismo. Todo amante se tumba en la cama para hacerle algo al otro, pero también con toda la expectativa de esperar a ver “qué me haces tú” , con qué me sorprenderás. De hecho, las técnicas de bondage (vendarse los ojos y atar las manos del amante) no suponen someter al otro como a un esclavo, sino, por el contrario, ser quien tiene ojos abiertos y manos libre el esclavo del que está inmovilizado. A ese que poco puede hacer le tendrás que hacer todo, y su placer residirá en no hacer nada de nada, y limitarse a sentir placer, como un emperador romano al que le dan las uvas en la boca. Así que ya lo sabéis: conseguid uvas jugosas. Cuando el frutero de la esquina note que te estás poniendo pesado eligiendo las mejores uvas, todo el vecindario sabrá que estás mejorando tu vida sexual.
Le sigue en el ranking, y de cerca, un alimento también italiano, pero más actual en el tiempo, que es el helado. El helado es algo que deleita a todo el mundo, se come fácil porque parece sólido, y se desliza sensualmente por la garganta. El tema de convidarse chupaditas nos da, además, tema de conversación y entretenimiento para rato. El único problema reside en que es algo que chorrea cuando se empieza a derretir. Y a nadie le gusta revolcarse sobre una mancha de chocolate con pasas al rhum, salvo que las moscas tomen parte del juego erótico. Esto se soluciona sacándolo bien durito de la heladera y devorándolo con celeridad. Y teniendo servilletas y repasadores a mano, por las dudas.


Pizza de chocolate


Tercero en el ranking sigue el chocolate, que para muchos es el primero. El nombre científico de la semilla que le da origen en Teobroma Cacao, que significa “ Alimento de los dioses” . Es un alimento sensual, que se desliza por la boca con textura aterciopelada, baja por la garganta con calidez, mejora el aliento y promueve las ganas de besarse, porque pocas cosas son más agradables que saborear una boca chocolatosa . Además, tiene los elementos químicos que se hallan en las hormonas que segrega nuestro cerebro cuando estamos enamorados, y nos estimula a enamorarnos más aún de la persona que nos da esa dulce masa suiza entre los labios. No es casual que los enamorados regalen chocolates, o que nos arrojemos a un Toblerone de medio kilo cuando sufrimos penas de amor .
Para quienes no sois amantes de los dulces, una buena pizza de muzzarella puede ser un deleite en la cama siempre y cuando hayáis entrado en tal nivel de confianza que los hilos de queso derretido sena un motivo de hilaridad y no de bochorno porque se te pegan en el pelo o los bigotes.
Claro que estoy dando por sentado que si te llevas a alguien a la cama será una persona con la que puedas reírte de los hilos de muzzarella, no alguien para quien esto sea un fastidio, una vergüenza o se enfade porque a ti te ha tocado más queso en la porción que a él. Es más: un corolario para el buen sexo sería justamente “Jamás te acuestes con alguien con quien no puedas comer una pizza en la cama”.
Las mejores relaciones se dan entre personas que resisten el hecho poco erótico de buscar una aceituna que cayó detrás de la cama, encontrar el palmito dentro de la almohada o buscar una anchoa dentro de un zapato.
Si en vez de divertirse, se sienten incómodos con esto, no cambies de menú : cambiá de amante.Porque lo que más importa es que estés con alguien que te haga agua la boca.

Tenemos poco tiempo en la vida, así que hay que elegir qué se hace primero: la comida o el amor. No hay tiempo para las dos cosas, ni aunque salgas a comer afuera . entre que se elige restaurante, mesa y menú, esperan que los sirvan, comen, esperan que el mozo los atienda, piden el postre, esperan otra vez, piden el café, esperan nuevamente, piden la cuenta, pagan, esperan el vuelto …se les va el único tiempo libre que tenían para hacer el amor . Se les fue la noche, y encima están pesados, cansados, embotados por el vino y con ganas de ir a la cama, pero para dormir como troncos. Comer o no comer, esa es la cuestión. ¿Qué hacer entonces? Simplemente, cuando se ama no se come, y viceversa.
A veces el sexo suplanta la comida cuando ésta escasea.
Uno está más dispuesto a cazar a su presa sexual, seducirla y conquistarla cuando tiene hambre que cuando está satisfecho. Intenta hacer el amor con un hombre que comió demasiado: será casi imposible, porque él preferirá dormir.
Para matar dos pájaros de un tiro, comer en la cama es algo que no interrumpe el clima de romanticismo.
Pero no cualquier comida es comida sensual. La comida de cama debe tratarse de bocados ricos que se puedan comer fácilmente .No deben ser platos enchastrosos ni deben dejar migas, ni mal aliento.
¿ Entonces qué comemos en la cama?
Hagamos un poco de historia: ¿cuál fue el período más sexy de la historia de la humanidad? Sin duda, fue la época del Imperio Romano. Este etapa es famosa hasta hoy por su decadencia, sus perversiones, sus emperadores degenerados (Calígula y toda la cría), sus casas de masaje y sus pinturas eróticas
¿Y qué comía esta gente de tanta experiencia sexual?
Uvas que se desgranaban y se ponían sensualmente en la boca del amado. O sea que la comida sensual es la que se come sin cucharas, de mano a boca.
La comida sexy por excelencia es el helado y el chocolate, que es el alimento de lod dioses y nos llena la boca de ganas de besar .
La pizza es otro deleite de cama. Es más, yo diría: “Jamás te acuestes con alguien con quien no puedas comer una pizza en la cama”. Las mejores relaciones se dan entre personas que resisten el hecho poco erótico de buscar una aceituna que cayó detrás de la cama, o buscar una anchoa dentro de un zapato.
Si en vez de divertirse, se sienten incómodos con esto, no cambies de menú : cambiá de amante.
Finalmente, la comida importa poco en la cama . Lo que importa es que aquel con quien estés... te haga agua la boca.

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