viernes, 19 de junio de 2009

Afrodisíacos : los bocados del amor



¿ Mito o realidad?
Sexo y comida nos atraen con igual intensidad. A un plato rico uno se lo come con los ojos, y a un amante deseado, también. Por eso, comer cosas deliciosas junto al ser amado es un placer doble. En el intento de sostener esa pasión, aumentar el deseo sexual y asegurar largos momentos eróticos, culturas de todos los tiempos han buscado sustancias, condimentos e ingredientes que aumentaban, estimulaban o potenciaban el deseo sexual. Se trata de los famosos afrodisíacos, bautizados así por los antiguos griegos en homenaje a Afrodita , la diosa del amor. Pero mucho antes de los griegos, los afrodisíacos eran mencionados en recetas apuntadas en papiros egipcios cuatro mil años antes de la era cristiana. Los escritos sagrados hindúes confieres poderes mágicos a perfumes como el musk y alimentos como la banana ( repleta de serotonina, la hormona del placer), mientras que los aztecas hablaban de que el chocolate incita a la pasión por ser el alimento de los dioses .Más allá del mito, está comprobado que el chocolate contiene feniletilamina, la hormona que segrega el cerebro cuando estamos enamorados, aumentando el placer sensual. Su sensual textura aterciopelada, hizo que debido al intenso placer que da comerlo, en el siglo XIV la iglesia lo considerara pecado y lo prohibiera en monasterios y conventos, porque incitaba a la lujuria.
Es cierto que hay mucho de leyenda en que ciertos platos enamoran y dan potencia sexual. Pero también hay demasiada evidencia real de que los afrodisíacos tienen efectos comprobables. Todo alimento que agasaje a los sentidos es un poderoso estimulante del deseo sexual, y algunos funcionan de manera indudable.

De feromonas, aromas y comer con los dedos
Casi todas las especias tienen propiedades vigorizantes. Pero lo más afrodisíaco es el hecho de que quien prepara o encarga cocina afrodisíaca ya ha tomado la decisión de conquistar al otro. Por eso, su cuerpo ya está emitiendo feromonas- un perfume imperceptible que indica al otro que una persona es sexualmente accesible-, aún antes de probar las voluptuosas delicias.
Las comidas más exóticas y diferentes – igual que el amor – nos hacen sentir que la vida ha cambiado, poniendo pimienta en nuestra vida. Un plato afrodisíaco debe despertar nuestros sentidos, tener consistencias sensuales, cremosas, jugosas, y debe estar cortado en trozos pequeños para poner en la boca del otro, de modo que permita iniciar el juego erótico lamiendo los dedos amados antes de llegar el beso sensual.
Algunos condimentos tiene de por si características eróticas: se derriten en la boca, inundan los sentidos, nos energizan. Esto sucede con tres ingredientes sensuales: el curry, el chocolate y con la dorada miel, que desde hace milenios conserva su fama de poción vigorizante. Los antiguos egipcios confiaban en su poder curativo y celtas y vikingos hacían “hidromiel”, un aguardiente de la fermentación de la miel, que hizo nacer la leyenda de que la pareja que bebiera del mismo vaso se amaría por siempre, lo que dio origen a la expresión “luna de miel”.
Hay los que estimulan por su origen exótico,- como la aleta de tiburón (plato tradicional chino de los recién casados) o la flor de cactus mexicana, de aroma dulce, que coquetamente se abre sólo de noche- o por su sugestiva forma fálica, como es el caso de espárragos, apio y palta, que los aztecas llamaban a ahuactl (“testículo”).
Pero los alimentos más sensuales vienen del mar: el caviar y las ostras.

Placeres legendarios
Se dice que Casanova se preparaba para sus maratones eróticas comiendo caviar y dos docenas de ostras. El caviar son huevas de esturión, un exótico pez que vive cien años y que habita el Mar Caspio. El llamado “oro negro” existe en cuatro calidades- beluga, sevruga, osetra y kaluga. - que brindan una experiencia intensa al saborearlo.Cada hueva estalla en la boca sorprendiendo con su consistencia cremosa y su sabor profundo. Pero lo que más despierta la lujuria es que el caviar es lujoso, escaso y caro, por lo cual los zares rusos también lo llamaban “alimento de los dioses”. Las “perlas negras” marca Petrossian Imperial Special Reserve Persicus cuesta U$S 1200, y su brillo y textura hace que te enamores de quien te considere tan especial como para agasajarte con el exquisito bocado.
Siempre sinónimo de lujo, refinamiento y sensualidad, el sabor delicado y la tierna textura de las ostras han hecho leyenda entre fenicios, griegos y romanos, como el mayor afrodisíaco del planeta. Su prestigio nace de que son ricas en zinc y de que, como tienen la capacidad de cambiar varias veces de sexo, permiten experimentar los placeres desde el lado masculino y el femenino. Pero su fama de alimento sexy se debe a cómo se comen: crudas y sorbiéndolas de la valva, que es quizás la más sensual de las experiencias culinarias, debido a su parecido a un largo beso mojado o a la intimidad del sexo. Aprovechando esta fama, un australiano crió una cepa de ostras alimentadas con Viagra que le hicieron millonario vendiéndolas enlatadas, combinando así al afrodisíaco mas antiguo junto al mas moderno.
Suculento, exótico y que agrade a los cinco sentidos son los requisitos del verdadero plato afrodisíaco. La presentación de mesa, el entorno y la música hacen el resto, junto a un toque de alcohol- de preferencia, champagne – que propicie la entrega al juego sensual abre las puertas del deseo.
Más allá de cómo funcione la magia de los alimentos afrodisíacos, lo importante es que logre lo mismo que nos produce un buen amante: siempre nos deja con ganas de más.

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