sábado, 11 de julio de 2009

Tenerla grande , el mandato ancestral



El sexo siempre fue un tema importante. Entre todas las demostraciones universales de arte erótico- desde los bajorrelieves hindúes de alto voltaje erótico a los poemas eróticos egipcios -, el elemento más repetido- siempre en piedra o cerámica, de manera tridimensional y estado erecto- es el falo masculino. Durante siglos, el mundo se fue poblando de falos gigantes clavados en la tierra. En la isla griega de Delos, en el Mar Egeo, hay un santuario dedicado al dios Dionisio, llenos de esculturas de falos monumentales en mármol. Hay representaciones de falos gigantes tallados en piedra hallados en Perú, Irlanda, Argentina, Inglaterra, España, Chile, Francia y Turquía. Y aunque algunos esotéricos insistan en hablar de una “acupuntura planetaria” en centros energéticos terrestres, para los incas, hasta hoy estas piedras de un metro de largo son "uyos", o sea “pene” en lengua quechua.
Los obeliscos, que se encuentran en todo el mundo, se erigían en Babilonia en honor al temible dios Baal, y de ahí llegaron a Egipto como símbolo de virilidad y fertilidad. Se les llamaba “pene de Osiris”-el dios macho cabrío- y se erigían en honor a Ra, el dios sol, que fertiliza a la tierra. Por su procaz significado, su uso fue prohibido por la Biblia, donde la palabra “pene” fue reemplazada en ediciones sucesivas como “"hammanim" ("imágenes del sol") o "matzebah", que significa "imágenes altas" para acabar siendo simplemente “imágenes” en la Biblia modernas.
Todos estas torres y obeliscos demuestran la obsesión de los hombres por ver a sus atributos en piedra con su tamaño multiplicado por diez mil, con la convicción de que estar siempre erectos es lo mejor que les puede pasar, y que no estarlo es lo peor. Y, sinceramente, no estarlo es terrible, y de ahí el éxito del Viagra y nuestro casillero de entrada repleto de emails titulados “ Agrande su pene”.
“Toda tragedia se minimiza ante un pene fláccido y una mujer llena de deseos”, decía Freud, y es cierto. Esto de que el desempeño masculino marque toda la diferencia entre una noche inolvidable y un fiasco bochornoso es un dolor de cabeza para cualquier hombre.
“Pocas consultas, ya sea con el médico o el farmacéutico, son vividas con sentimiento de humillación y fracaso, como la de los síntomas de impotencia” afirma el Dr. Adrián Sapetti,- psiquiatra y sexólogo - “De un fallo ocasional, magnificándolo, todo se convierte en un drama. Y esto es porque el varón se compara con el paradigma de varón potente, que es aquel que- además de poseer un miembro enorme-, es capaz de mantenerlo rígido muchas horas y llegar a tantos orgasmos como su pareja o su deseo lo demanden.”
No es fácil ser hombre. Las mujeres tenemos la suerte de que no se nos note nada si estamos listas para la acción o no. Los hombres, aunque construyan rascacielos y obeliscos para exorcizar a la impotencia, tarde o temprano pronuncian eso de “ te juro que es la primera vez que me pasa” , “ me encantas , pero estoy agotado” o “te deseo enormemente, pero creo que he bebido demasiado”. Y nos toca tranquilizarlos con las consabidas mentiras piadosas de “no te preocupes, me encanta estar aquí abrazada a ti”, “yo también estoy cansada”, “no me importa el sexo, lo importante es estar juntos”. Ja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario